sábado, 21 de junio de 2014


EL ARTE POSTORGÁNICO
Reflexión de la lectura del “El hombre postorgánico”[1] en torno al arte



Por: Rubén Alejandro Arias Arias




La diferencia entre la pintura y la fotografía es precisamente que: la fotografía está realizada por un ojo mecánico, completamente mediocre, fabricado en el Japón, Cleveland o en cualquier otro sitio, en cambio, una pintura está realizada, a través de un ojo cuasidivino creado por Dios.
Salvador Dalí

¿Qué ha buscado el hombre a través de los tiempos?, ¿llegó a alguna parte?, la respuesta está en su misma naturaleza, en su dualidad, en el hombre en su parte cuerpo y en su parte alma, res cogitans y res extensae dirá Descartes. El hombre a través de los tiempos ha buscado dos cosas principalmente que responden a su constitución, a su naturaleza: hacer frente a su necesidades básicas primordiales y trascender por medio de su hacer. Y una de sus máximas –o la máxima- manifestación de su hacer es: el arte, la forma más compleja y pensada de trascender, producto de su propia y única esencia.
La pregunta es –en torno a la esencia y naturaleza del hombre- ¿el hombre está perdiendo o por lo menos alejándose de su naturaleza? ¿En qué consiste lo propiamente humano?.
Un nuevo deseo es lograr -como decirlo- una neo ilustración, donde se concentre todo el conocimiento, como en aquel fallido plan de organizar todos los saberes durante el enciclopedismo; pero ahora con la creación de un cosmos digital único y universal, compatible  alrededor del mundo, es el punto de cambio –supuesto- en la naturaleza humana. Una nueva evolución –diferente a la natural- una evolución tecnológica, de un hombre natural orgánico a un hombre digital postorgánico, como nos lo dice Paula Sibila, donde todo es programable, corregible, actualizable, configurable, un iluminismo digital.
Parece que la evolución del hombre comienza a llegar a su fin y comenzará una nueva etapa de fusión, de postevolución, diferente a la evolución natural.
El hombre ha evolucionado junto con su dualidad –cuerpo y alma, y dirían autores como Jung o Mircea Eliade: y  urdimbre simbólica-, pero tal parece que se le unirá una nueva nota distintiva ya no como creación del hombre para controlar la naturaleza, sino como parte de él mismo, como resultado de una hibridación, de una fusión entre el hombre y la técnica. 
Se habla de una posibilidad inusitada que se explica a continuación:
El cuerpo humano, en su anticuada configuración biológica, se estaría volviendo obsoleto. Intimidados (y seducidos) por las presiones de un media ambiente amalgamado con el artificio, los cuerpos contemporáneos no logran esquivar las tiranías (y las delicias) del upgrade. Un nuevo imperativo es interiorizado: el deseo de lograr una total compatibilidad con el tecnocosmos digital.[2]

Si lo anterior resulta cierto la postevolucion permeará en todos los campos incluyendo el del arte. Es así, puesto que el arte creado por el hombre no podría ser diferente a su creador.
Conviene pues echar un ojo sin la intención hacer una historia del arte- además imposible- sino dar un brevísimo recorrido a través de los tiempos para empezar por un extremo de la madeja y ver en qué punto se encuentra y si ya se termino de desenredar o queda todavía el ovillo.
Además, de alguna manera puede ser el cruce del puente interhistórico que Gadamer trató de crear para probar que el arte más remoto y el más actual son iguales, tienen una existencia simultanea, no es uno obsoleto y otro actual -lo mismo pasa con el hombre, pues el arte es creación de este-, por lo que tratar de poner fronteras entre el antes y el después sería innecesario, y es que poner límites temporales y mediáticos –léase medios- a la creación artística, es como pintar líneas sobre el agua.
El hombre del paleolítico hablado ya propiamente del hacer para dejar su impronta, hizo arte con los medios que tenia disponibles y en base a su propia cosmovisión, no lo concibió como arte propiamente dicho –tal vez como magia, estrategia de caza o mero juego simbólico- , pero su cometido fue cumplido, alimentó su parte metafísica.
En la época clásica los griegos buscaron la perfección y la belleza idealizada –léase la belleza no corpórea sino la belleza de las ideas- de Platón una estética de las ideas, desdeñando el ars manual y copista de los artistas; el arte es un plagio a la naturaleza.
Un salto al renacimiento donde lo humano es exaltado y la belleza estereotipada, donde las reglas academicistas comienza a imperar, en la pintura la perspectiva, los clarososcuros o la regla aurea. Donde el cuerpo es objeto de culto, la época del arte edificante y alimento moral.
La modernidad y las vanguardias, introspección, buceo interior, abandono de las reglas, rebeldía. Duchamp: la idea y el concepto más allá del ocularcentrismo y de la mímesis.
En el último punto del ovillo que es el más importante para el tema que nos ocupa hablaré del arte posthistórico que en mi opinión es donde se abre el campo para la creación libre y por ende para el arte digital, para el uso de nuevos medios y poéticas diferentes.


El arte posthistórico 
El arte posthistórico de Danto, las ideas y la institucionalización, el mercado y la industria del arte. El arte como producto de consumo.
En este estado posthistórico, el arte ha ascendido al nivel de la reflexión filosófica, la pregunta acerca de la filosofía del arte surgió durante los años sesenta y fue tanto el ánimo por transgredir los límites que terminaron por borrarlos haciendo cada quien su propio arte y su propia filosofía, sobre esto expresa Danto de manera muy gráfica que el  haber derribado esos muros es lo que nos tiene en el estado en que nos encontramos hoy, y afirma que cuando quedo claro que cualquier cosa podría ser una obra de arte se pudo pensar en una filosofía del arte.
Fue entonces cuando los artistas se liberaron de la carga de preguntarse qué es el arte y cedieron la estafeta a los filósofos, libres ya, se dedicaron a crear usando nuevos medios de creación, y en cierto sentido es –sin caer en un relativismo exacerbado- lo natural del artista
Dice Gadamer que:
Desde que el arte no quiso ser ya nada más que arte comenzó la gran revolución artística moderna». La unicidad de lo artístico, tanto del perteneciente a la tradición como del que se origina tras su ruptura, quedaría establecida por el común recurso a la autonomía de lo estético, con la diferencia de que si, en el arte llamado clásico, esta autonomía se expresaba a pesar de la integración del arte en la comunidad y de la subsiguiente inconsciencia del artista, en el moderno, fruto de la desintegración y de la autoconciencia, dicha autonomía adquiere un estatuto propio e inevitable.[3]
Con esta autonomía estética el artista se mueve hoy con una nueva conciencia, en un estado poshistórico del arte, con carta libre y con nuevos caminos para la creación, incluyendo todos los medios digitales, sigue haciendo arte después de la muerte del arte.

A manera de conclusión

La evolución del hombre no ha terminado, la técnica y la ciencia siguen siendo un herramienta y no una parte integral, el hombre sigue imitando lo orgánico, imita la naturaleza que es en donde ha encontrado la respuesta, las maquinas imitan al hombre para facilitarle la vida a este.
La esencia del hombre no ha variado, en el momento en el que el hombre deje su esencia – no imagino cómo- dejaría de ser, tendría una imposibilidad que no se si sea posible de seguir siendo humano como la imposibilidad de un hibrido de procrear, en todo caso estará condenado a su desaparición como ser humano y todo lo que implica tener esta naturaleza.
El progreso del hombre en los campos de la ciencia y del arte no son dialecticos. La necesidad de hace frente al mundo y de transformarlo ha sido la misma desde los tiempos más remotos hasta el día de hoy. Lo mismo en su  insistencia en dejar su impronta y sus simbolismos, nada hay de diferente en pintarse para una danza tribal hace cinco mil años  y el makeup del centro comercial del día de hoy. El hombre lo mismo come sentado a la mesa que en la copa de un árbol, sólo hace frente a su necesidad básica natural de comer, ni diferente es la necesidad de un hombre del paleolítico cuando hacia agujas de hueso para coser pieles que ir a la tienda de ropa.
Hablando de arte nada hay de diferente en las pinturas rupestres de las cuevas de Lascaux a participar hoy en una bienal de grabado – a pesar de la idea ilustrada y civilizatoria que ronda nuestros pensamientos-
Después de todo como dirá Walter Benjamin: “la historia del hombre es un paisaje de ruinas”,  un paisaje que construye una y otra vez – y que es constantemente cambiante- pero no  más allá de lo que su propia naturaleza le marca y sobre los límites que le impone.
El hombre prehistórico, clásico, renacentista, moderno, digital: el hombre, un infinito y eterno caminante del arte y de la ciencia, que siempre buscará nuevos territorios para descubrir y conquistar. El arte como el hombre es una obra permanentemente inacabada. Su esencia no es el encontrar como único objetivo, el objetivo es la búsqueda, permanente.Un plástico moldeable, inacabado, versátil” así es el arte, así es el hombre.





20 de junio de 2014




[1] Paula Sibila.
[2] Sibila, Paula, El hombre postorgánico, Fondo de Cultura Económica, Argentina, 2005, p. 11
[3] Gadamer, H. G., La actualidad de lo bello, Ediciones Paidós, 1991, p. 10

1 comentario:

  1. Estimado Alejandro, me alegro que te hayas iniciado en la reflexión sobre la figura del hombre en al arte en la era digital. Hay ciertas ideas muy precisas sobre la construcción de la obra del arte en la historia de la humanidad, aunque disiento sobre lo posthistoricidad en el arte, me parece que faltaron argumentos para discurtirlo, ya que nos olvidamos que en la actualidad la discusión del arte digital se centra en su materialidad -virtualidad- por ende, en su soporte técnológico, en su caducidad de representación y su consumo. Además, hay un tema que abordaste que es sumamente fascinante, que visiblemente es único- la era digital como una neo-renacimiento-, una apología muy desarrollada en los 90's y que en la actualidad se reprueba, justamente, porque la propiedad privad aún no se ha extinto y eso permite caer en una visión totalizante. Un gran abrazo y en horabuena!

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